Tiene la suerte mi
mujer de tener un pedazo de paraíso. Un cortijo en Andalucía, antiguo molino
harinero, por el que pasa una acequia llena de refrescante agua. Además para mi regocijo
en su interior tiene mil cachivaches y antiguallas, que todo museo etnológico quisiera
tener. Sin mas me he permitido compartir aqui algunas fotos (fotos malas que ya me disculpara el lector) con una ligera explicación.
En su origen el
cortijo fue un molino, y se conservan dos muelas esta es la mas antigua, hecha de una pieza. No penséis
que es pequeña simplemente que el árbol alimentado por la acequia es
gigantesco.
Hace unos años no
tanto como pueda parecer la devoción popular llegaba a todas las casas. He aquí
la imagen de la virgen que da nombre al cortijo. Imagen de principios de siglo
de lo talleres de "Arte Cristiano" de Olot.
Visto el éxito de la
entrada dedicada a las garrafas, decidir hacer esta fotografía de un estante de la
despensa lleno de garrafas y botellones.
A parte de las
imágenes y estampas religiosas, inevitablemente siempre se encuentra algún plato
de la "Cartuja"...
...O de loza popular...
...O esta simpática golondrina, tan de moda en los años 60.
He aquí una cantarera, se uso
hasta la llegada del agua potable a mediados del siglo XX, posiblemente de mediados del XIX. Se almazenaba en
ella el agua que se iba a usar ese día, recogida a primerísima hora de la mañana
en la acequia cercana.
Tanto va el cántaro a
la fuente… esperemos que no se rompa que dure muchos años, posiblemente ya debe pasar
del centenar, observe el lector el curioso tapón de madera del cántaro.
A este artilugio, le
di una entrada propia, es una medida de trigo anterior al sistema métrico.
Por ultimo os dejos
con estas dos fotos de la cocina, perdonar lo oscuras que salieron.
...y como no lo interruptores de perilla que ya hemos visto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario