martes, 21 de agosto de 2012

Bienvenido, Mister Marshall...


Está demostrado: los americanos son capaces de hacer un espectáculo hasta de la cosa más pequeña.

Una muestra de ello es el creciente número de programas de “cazatesoros” de los que podemos disfrutas gracias al TDT. De los muebles viejos o antigüedades, que nosotros conseguimos a través de un amigo o en eBay, ellos han hecho un auténtico negocio. Hay gente que se dedica, incluso, a recorrer los EEUU en furgoneta buscando a viejos coleccionistas que quieren deshacerse de sus “tesoros” comprando desde carteles de gasolina antiguos o gorras de la Segunda Guerra Mundial, hasta bicicletas de los años 50 a precios realmente desorbitados.

Otro de los negocios estadounidenses de moda consiste en alquilar trasteros. Pequeños garajes que la gente utiliza para dejar sus cosas, muchos de los cuales, increíblemente, quedan abandonados tras varios años sin visitar. Es en ese momento cuando los dueños los subastan, dejando que los potenciales compradores echen solo un vistazo a su interior. La gracia consiste en tener buen olfato, y ser capaz de vender su contenido por el doble de nuestra puja.

Sinceramente, creo que un gran negocio sería llevarles barcos llenos de trastos españoles, por los que pagarían millones! Si se maravillan ante una lámpara de los 60, ¿qué no darían por un Renault 4 como los que aún se ven en mi pueblo o un pequeño retablo barroco?
A continuación, dejo unos enlaces a estos capítulos de cazadores de tesoros y cazasubastas, para que puedan juzgarlos ustedes mismos.










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